Construir la verdadera Unidad Nacional
Heberto Díaz Oquendo
Viernes, 27 de febrero de 2009
La polarización en Venezuela y el hecho cierto y comprobado de que la oposición representa la mitad del país, no es nuevo, ni tampoco es gracias a ninguna nueva estrategia de la oposición, ni al surgimiento de nuevos actores; el país está dividido desde hace mucho tiempo y ello se ha evidenciado en cada uno de los últimos procesos electorales.
Antes de las elecciones a la asamblea nacional del año 2005, cuando la oposición se retiró en bloque, luego de exigir sin suerte la prohibición del método de las morochas porque éstas impedían una representación verdaderamente proporcional de la sociedad en el parlamento, era evidente que Venezuela estaba dividida en dos partes absolutamente antagónicas. Esta premisa se confirmaría más adelante con la gran abstención en esas elecciones.
La polarización y las dos Venezuela enfrentadas ha sido una constante en la vida política de Chávez, principalmente en todos los años de su gobierno. La oposición a su régimen ha sido sólida y permanente; ha sido una oposición a Chávez, a sus políticas y al autoritarismo que éste encarna, nunca ha sido capital de ningún líder en especial de oposición, ni de ningún partido político. Por eso resultan tan absurdos y peligrosos aquellos líderes o grupos políticos que insinúan o pretenden adueñarse de las diversas protestas y manifestaciones opositoras, cuando lo cierto es que éstas son anti Chávez, anti comunistas, por la Democracia, por los derechos humanos y por la mejora de la calidad de vida de los venezolanos; y lo realmente deseable es la presencia de verdaderos líderes y estadistas que tengan la sapiencia, la astucia y el buen tino, para canalizar, orientar y conducir todo ese descontento popular, hacia una verdadera unidad nacional, hacia la victoria y hacia la conquista de la democracia.
Ahora bien, sería un grave error de la oposición elaborar estrategias para solo conquistar a ese sector que es claramente opositor a Chávez; insistir en esa dirección sería atentar seriamente contra esa unidad natural que ya existe y que coincide en la lucha por la democracia y contra las aspiraciones totalitarias de Chávez. En todo caso, elaborar estrategias hacia esa dirección le correspondería por lógica al gobierno de Chávez y no a la oposición, ni a ningún sector opositor que se le ocurra jugar adelantado, poniendo en peligro la unidad de más de cinco millones de venezolanos.
La unidad democrática debe cuidarse, consolidarse y asumirse con mucha responsabilidad, entre todos.
Ahora se debe elaborar un proyecto de país democrático, meternos y llevarlo a territorios que hasta ahora han sido exclusivos del oficialismo, romperle la estrategia a Chávez y construir la verdadera unidad nacional.
Heberto Díaz Oquendo
Coordinador de Formación y Gerencia Política COPEI Partido Popular/Zulia
Heberto Díaz Oquendo
Viernes, 27 de febrero de 2009
La polarización en Venezuela y el hecho cierto y comprobado de que la oposición representa la mitad del país, no es nuevo, ni tampoco es gracias a ninguna nueva estrategia de la oposición, ni al surgimiento de nuevos actores; el país está dividido desde hace mucho tiempo y ello se ha evidenciado en cada uno de los últimos procesos electorales.
Antes de las elecciones a la asamblea nacional del año 2005, cuando la oposición se retiró en bloque, luego de exigir sin suerte la prohibición del método de las morochas porque éstas impedían una representación verdaderamente proporcional de la sociedad en el parlamento, era evidente que Venezuela estaba dividida en dos partes absolutamente antagónicas. Esta premisa se confirmaría más adelante con la gran abstención en esas elecciones.
La polarización y las dos Venezuela enfrentadas ha sido una constante en la vida política de Chávez, principalmente en todos los años de su gobierno. La oposición a su régimen ha sido sólida y permanente; ha sido una oposición a Chávez, a sus políticas y al autoritarismo que éste encarna, nunca ha sido capital de ningún líder en especial de oposición, ni de ningún partido político. Por eso resultan tan absurdos y peligrosos aquellos líderes o grupos políticos que insinúan o pretenden adueñarse de las diversas protestas y manifestaciones opositoras, cuando lo cierto es que éstas son anti Chávez, anti comunistas, por la Democracia, por los derechos humanos y por la mejora de la calidad de vida de los venezolanos; y lo realmente deseable es la presencia de verdaderos líderes y estadistas que tengan la sapiencia, la astucia y el buen tino, para canalizar, orientar y conducir todo ese descontento popular, hacia una verdadera unidad nacional, hacia la victoria y hacia la conquista de la democracia.
Ahora bien, sería un grave error de la oposición elaborar estrategias para solo conquistar a ese sector que es claramente opositor a Chávez; insistir en esa dirección sería atentar seriamente contra esa unidad natural que ya existe y que coincide en la lucha por la democracia y contra las aspiraciones totalitarias de Chávez. En todo caso, elaborar estrategias hacia esa dirección le correspondería por lógica al gobierno de Chávez y no a la oposición, ni a ningún sector opositor que se le ocurra jugar adelantado, poniendo en peligro la unidad de más de cinco millones de venezolanos.
La unidad democrática debe cuidarse, consolidarse y asumirse con mucha responsabilidad, entre todos.
Ahora se debe elaborar un proyecto de país democrático, meternos y llevarlo a territorios que hasta ahora han sido exclusivos del oficialismo, romperle la estrategia a Chávez y construir la verdadera unidad nacional.
Heberto Díaz Oquendo
Coordinador de Formación y Gerencia Política COPEI Partido Popular/Zulia